27 de marzo de 2016

Educación en el cambio de tiempos


Durante estas semanas he podido compartir experiencias, expectativas, ideas nuevas, otras revisitadas y he entrado en contacto con muchas formas de experimentar y visualizar la educación; en consecuencia, al hacer un balance de lo aprendido, destaco lo siguiente.

1. Muy pocos se resisten a suscribir la idea de que nos encontramos ante un cambio de tiempos que supone cierto grado de crisis ante transiciones de muchas índoles y consecuencias a veces insospechadas. Estamos ante una suerte de sello cultural (Zeitgeist) que involucra nuevas aspiraciones, nuevas pasiones, nuevos comportamientos; cambios políticos y económicos que generan nuevas jurisprudencias, instituciones y artes.

Frente a esta realidad cotidiana del siglo XXI, los actores involucrados en la educación tenemos la decisión de ubicarnos a la zaga o a la vanguardia; la responsabilidad de asumirnos como víctimas o como beneficiarios de este proceso, de este cambio de tiempos, es solo nuestra; y en la medida en que dimensionemos la magnitud de las transformaciones y la magnitud de nuestro papel educativo, tomaremos parte activa y propositiva en el proceso de alcance global y de impacto, en principio local: nuestra práctica docente, nuestros procesos de meta aprendizaje, nuestro grupo, nuestra escuela...

2. Ante el cambio de tiempos, se requiere (y aun se exige) una educación que responda a las condiciones imperantes; una educación adecuada a las nuevas formas de pensar, de ser y de hacer. Esto supone un reto mayor desde que el sistema educativo tal como lo conocemos, es una institución decimonónica hija de la Ilustración, alineada con los valores, prácticas y aspiraciones decimonónicos-ilustrados (naturalmente). En este momento se discute la implementación de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en el ámbito educativo, su alcance y pertinencia; asimismo hay visiones más ambiciosas que buscan trascender la mera adaptación de la tecnología a un sistema educativo obsoleto, para pantear la posibilidad de una educación propia de la era digital y que responda a las necesidades historicas de la sociedad de la información y del conocimiento.

3. Entonces entran en escena los modelos de entrega del servicio educativo a distancia, que si bien están basados en la ya añeja idea de la Tecnología Educativa (TE), están potenciados por las TIC contemporáneas como chat, videoconferencia, animación 3d, etc., basadas en internet, particularidad que los hace atractivos y decididamente marcan la vanguardia educativa. En esta vanguardia se ven involucrados los entornos virtuales de aprendizaje, cuyo desconocimiento por parte de los docentes es también un signo de los tiempos que vivimos, así como una área de oportunidad muy importante que debemos atender de la manera más abierta y asertiva que nos sea posible.

4. ¿Cómo plantear una nueva educación si nuestros alumnos están por encima de nuestras competencias tecnológicas? ¿Cómo transformar la visión y práctica de la educación tradicional, si nos mostramos renuentes a la utilización de las TIC? Hay algunas preguntas como estas que vinieron a mi mente a lo largo del curso, y considero que las actividades propuestas por el tutor coadyuvaron a esclarecerlas y llevarlas a dimensiones diversas, además de que me permitieron revisitar aplicaciones y conceptualizaciones que conviene tener presentes.

5. Finalmente, quiero señalar que la gran lección es la integración del conocimiento: no basta con tener nociones de los modelos y teorías del aprendizaje; tampoco basta con saber acerca de los modelos de entrega; es preciso aprender a conjuntar ambos recursos para integrarlos en un discurso coherente. Pongo un ejemplo: en el video que analizamos, los principios del modelo cognitivo (muy cercanos, por cierto, a la versión constructivista del mismo) son los que articulan el modelo de entrega virtual... los conocimientos están siempre imbricados y constituyen totalidades que nosotroa estamos llamados a comprender en profundidad. Pero a pesar de cuánto podamos saber y entender al respecto, no haremos sentido de ello sin la aplicación a nuestro entorno educativo cotidiano: los aprendizajes en esta maestría (particularmente en esta materia) tienen ya una pertinencia en mi práctica docente, pues de manera permanente busco cómo mejorarla. Como ejemplo pongo la utilización de las herramientas que presentamos en el foro de la semana 3.

Ha sido un gusto compartir el aprendizaje con ustedes. Gracias.

@LeopoldoBasurto

Al redactar me fueron de ayuda las ideas de Samuele Mazzolini, en su artículo Ecuador y el Zeitgeist moderno, publicado en El Telégrafo, sección Opinión, 31 de marzo de 2015.

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