Esta semana tenemos la encomienda de explicar cómo contribuye la llamada "taxonomía de Bloom" a integrar objetivos de aprendizaje y de ejecución, con base en estándares de desempeño.
Al respecto quiero comenzar indicando que la taxonomía es una propuesta en clave conductista y cientificista que data de la segunda posguerra y cuenta ya con sesenta años de historia, en los que ha conocido algunas revisiones y actualizaciones (Armstrong, 2016). Apareció por primera vez en el libro Taxonomy of Educational Objectives: The Classification of Educational Goals, Handbook 1: The Cognitive Domain, editado en 1956 por Benjamin S. Bloom en colaboración con Max Englehart, Edward Furst, Walter Hill y David Krathwoh, y adquirió su denominación en reconocimiento al editor de la obra (Armstrong, 2016).
La taxonomía es un marco de referencia que originalmente buscaba proveer una clasificación de las metas del sistema educativo estadounidense de nivel superior (Doughty, 2006, p. 2), útil para los maestros, los administradores, los especialistas y los investigadores involucrados en procesos de evaluación en nivel educativo (Marzano y Kendall, 2007, p. 1); no obstante, a lo largo de su historia la taxonomía ha sido ampliamente usada por los educadores en todos los niveles y aplicada no solamente a procesos de evaluación, sino también a tareas relacionadas con desarrollo curricular, enseñanza y formación docente ( Marzano y Kendall, 2007, p. 1).
De esta introducción breve se desprende una primera contribución a la integración de objetivos de aprendizaje y ejecución, con base en estándares de desempeño, pues la taxonomía de Bloom et al. fue pensada precisamente para orientar la evaluación de resultados de aprendizaje; para ello primeramente había que establecer cuáles eran las formas y los niveles de tal aprendizaje (Atherton, 2013), esto es, primero había que definir un estándar con respecto al cual alinear y contrastar los resultados del proceso educativo. La taxonomía de Bloom et al. es justamente una escala para expresar niveles de habilidad en términos de procesos cognitivos de creciente complejidad (Intel, 2012, p. 1), a fin de contrastarlos con los resultados de aprendizaje alcanzados por los estudiantes.
Otra contribución en el mismo sentido es el énfasis puesto en los objetivos mismos, pues en función de ellos tanto docentes como estudiantes estarían en posibilidades de hacer sentido del propósito que tiene el "intercambio pedagógico" en que se ven involucrados (Armstrong, 2016). Asimismo, la clarificación de objetivos permitiría a los docentes la apropiada planeación y alineación tanto de la enseñanza como de la evaluación (Armstrong, 2016).
Por otra parte, la jerarquización y segmentación implicadas en la taxonomía abonan también a la integración de metas de aprendizaje estandarizadas, pues como argumenta Howard Doughty (2006) "en el modelo de Bloom el currículum estaría dividido en módulos discretos y manejables que podrían organizarse secuencialmente para su absorción por parte de los estudiantes. Al final de cada unidad de conocimiento los resultados de aprendizaje medibles eran identificados y los exámenes eran aplicados, a fin de asegurar que los estudiantes estaban listos para el siguiente escalón" (p. 3).
Ahora bien, ¿cuál es esa influyente base estandarizada que propusieron Bloom et al. hace sesenta años? Sin poder agotar la discusión acerca de la taxonomía, creo que es pertinente decir una palabra acerca de los estándares de desempeño implicados en ella: En primer lugar, hay tres dominos de aprendizaje, a saber, el cognitivo, el afectivo y el psico-motriz; cada uno de ellos está organizado como una serie de niveles o pre-requisitos (Atherton, 2013). Estos dominios, dicho sea de paso, guardan una semejanza notable con los contenidos factuales-conceptuales, actitudinales y procedimentales que manejamos en nuestros programas de estudio por competencias.
Entre los tres dominios, el mejor planteado por Bloom et al. y más usado por los educadores es el cognitivo, aunque no deja de tener sus puntos problemáticos (véase por ejemplo Doughty, 2006). El dominio cognitivo incluye seis niveles en su versión riginal: Conocimiento, Comprensión, Aplicación, Análisis, Síntesis y Evaluación.
Para terminar, me parece que la taxonomía de Bloom et al. responde a condiciones y necesidades socio-educativas muy lejanas de las que enfrentamos en el presente; naturalmente la propuesta original ha venido actualizándose cada cierto tiempo, con el resultado de que no ha perdido vigencia en el ámbito educativo, si bien compite muy de cerca con propuestas más actuales. Me queda la impresión de que es demasiado jerárquica, demasiado lineal... bastante adecuada para la sociedad industrial de mediados del siglo pasado, y por ende muy poco flexible para explicar la realidad educativa moldeada por el hipertexto y el trabajo colaborativo en red del siglo XXI; sin duda ha resultadoy seguirá resultando muy útil para el dispositivo de control que sigue siendo el sistema educativo, pero me quedo con el interés de indagar acerca de propuestas contemporáneas, más progresistas y menos alineadas con la burocracia y el aparato estatal en general.
Gracias por su atención; ojalá puedan comentar.
Referencias
Armstrong, P. (2016). Bloom´s Taxonomy. Center for Teaching, Vanderbilt University. Recuperado de https://cft.vanderbilt.edu/guides-sub-pages/blooms-taxonomy/, el 4 de marzo de 2016.
Atherton, J. S. (2013). Learning and Teaching; Blooms Taxonomy. Recuperado de http://www.learningandteaching.info/learning/bloomtax.htm, el 4 de marzo de 2016.
Doughty, H. A. (2006). Blooming Idiots: Educational Objectives, Learning Taxonomies
and the Pedagogy of Benjamin Bloom. College Quarterly, 9 (4). Recuperado de http://files.eric.ed.gov/fulltext/EJ835427.pdf el 4 de marzo de 2016.
Intel (2012). Bloom’s Taxonomy: A New Look at an Old Standby. Intel Teach Program. Intel Teach Program. Recuperado de http://www.intel.com/content/dam/www/program/education/us/en/documents/project-design/skills/bloom-taxonomy.pdf, el 4 de marzo de 2016.
Marzano, R. J. y Kendall, J. S. (2007). The New Taxonomy of Educational Objectives (2a. ed.). Thousand Oaks, CA: Corwin Press. Recuperado de http://www.corwin.com/upm-data/13602_Chapter_1_Marzano_Final_Pdf_2.pdf, el 4 de marzo de 2016.
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