27 de marzo de 2016

Una lectura epistemológica de la Alegoría de la Caverna


a) Lecturas epistemológicas
Habría mucho por decir en torno a la teoría platónica sobre el conocimento; sobre todo por sus fuertes vínculos con las raíces del pensamiento occidental, actualizado en la modernidad y sus aspiraciones.

No obstante, para concentrarme en las dos cuestiones que guían este foro, empiezo por decir que la frase antecedente a las preguntas es de índole generalizadora y objetivista: en primer lugar trata de abarcar todas las formas de conocimiento; y, en segundo lugar, señala una separación esencial entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido (Della Porta y Keating, 2008, p. 23), de ahí que deba establecerse una relación entre ellos. Especialmente esta segunda particularidad tiene implicaciones epistemológicas decisivas, pues como argumentan Delanty y Strydom (2003, p. 14), supone una actitud puramente teórica del observador, una cierta toma de distancia con respecto al objeto, que es el quien ocupa el centro de atención.

Ahora bien, antes de hablar del momento en que esta sentencia se hace presente en la discusión de la alegoría de la caverna, quiero señalar que en temas filosóficos y en general en todas aquellas materias que para su estudio involucran textos clásicos, el mejor procedimiento exige tener a la vista ese texto. No dudo de la buena intención de incluir el video cuyo vínculo de acceso se incluye en los materiales de estudio para la semana 1 de esta asignatura (https://www.youtube.com/watch?v=ffNbC0O5XCg); pero al estar alojado en el canal de un usuario que promueve tanto temas de coaching como de superación personal, mezclados con pseudo filosofías e interpretciones de filosofía, considero que hay una indeseable tendencia pseudo académica que me gustaría evitar. En consecuencia, aunque he visto el recurso en línea antes citado, retomo y sigo de preferencia el texto de República (514a-521b), en la traducción de Gredos, disponible en línea en el siguiente vínculo: http://www.unsam.edu.ar/escuelas/ciencia/docs/Platon%20El%20mito%20de%20la%20caverna%20-%20Admisi%C3%B3n%20IEU.pdf; así como la compilación que del mismo hace Diego Sánchez Meca (2012) en las pp. 47-48.

La sentencia:  “El conocimiento es por tanto una relación que se establece entre un sujeto y un objeto por la cual el sujeto incorpora o adquiere en su mente la realidad o verdad del objeto conocido”, hace su aparición en la alegoría de la caverna en dos momentos notables:

1. Los hombres encadenados han estado expuestos a sombras proyectadas sobre el único muro que pueden ver, así como a voces emitidas por los hombres que detrás de ellos -y sin que los encadenados sean conscientes de tal situación-, elevan figuras variadas iluminadas por el fuego. Esas sombras y esas voces son lo único real y, por ende, verdadero para los encadenados, de acuerdo con el criterio antiguo de verdad (Luventicus, 2003), pues son precisamente esas sombras y voces lo único que han podido ver y oír; luego, son lo único que conocen. Así, claramente puede reconocerse la existencia de una relación establecida entre los objetos (sombras de objetos) y los sujetos (hombres encadenados), por la que vienen dadas la realidad y la verdad de dichos objetos.

En el díalogo mismo, los interlocutores concuerdan en que, dadas las limitadas condiciones en que viven los hombres de la caverna, seguramente piensan que las sombras proyectadas son objetos reales, y que las voces escuchadas enuncian los nombres de esos objetos: para ellos esa es la realidad y la verdad; ignoran la realidad luminosa que solo merced a esfuerzo y dolor puede contemplarse en el exterior de la caverna.


2. Uno de los prisioneros es desatado y forzado a dirigirse hacia la luz, es decir, se le libera por la fuerza; después de vencer su resistencia inicial y su pertinacia en volver al mundo de sombras en que vivía, su percepción se adapta a las nuevas condiciones y puede contemplar lo real, además de que se hace consciente de ello. Por eso reputa su anterior vida como fruslería y se siente feliz por el cambio que ha experimentado. En este momento el hombre liberado está expuesto a los objetos iluminados por el sol, no meramente a sombras proyectadas en una pared, por ello también cambia la noción de realidad y verdad que tiene; en otras palabras, cambia la relación que establece con los objetos y cambia asimismo el conocimiento al que accede.


b) Explicación de las respuestas

Los dos momentos en que a mi parecer entra en juego la frase que precede a las preguntas, son muestra de procesos de conocimiento en los que se ven involucrados factores críticos, o bien "elementos estructurales" como señala García Moreno (s. f., p. 4): el sujeto cognoscente, los objetos de conocimiento y las percepciones de los sujetos. Platón argumenta en el diálogo que los prisioneros tienen ojos y ya los usan, luego no se trata de darles esa facultad, sino de hacer que usen la visión en la dirección correcta, que miren hacia donde deben (Sánchez Meca, 2012, p. 48). Entonces la percepción está presente, pero el resultado de percibir depende de la situación del sujeto: 1) si está al fondo de la caverna, atado y reducido en su movimiento, percibe solo una pared donde se proyectan sombras y algunas voces que emiten quienes portan las imágenes que dan lugar a dichas sombras.; 2) si está a plena luz del día, percibe la gama de colores y diversidad de objetos que pueblan el mundo, como dice la narración del video.

De esta manera, la situación del sujeto determina sus percepciones y más allá de que para Platón el sujeto deba mirar en la dirección corecta y no en la equivocada, sea el primer caso o sea el segundo, existe percepción. Esta determina lo que el sujeto asume en su mente que es la realidad, además de darle elementos de juicio para evaluar lo verdadero de dicha realidad. En consecuencia, el sujeto encadenado asume que las sombras que observa y las voces que oye, constituyen su realidad y no concibe la existencia de otra. Por esto mismo el diálogo narra la primera reacción del sujeto que es arrastrado a la luz: no puede asumir que ese elemento que le ciega los ojos sea real, carece de elementos para juzgar esa realidad, por ello procura volver al mundo inferior que sí conoce, con cuyos objetos su alma ha establecido una relación. También por eso los prisioneros se burlan del compañero que ha visto la luz del mundo superior, pues no conciben la existencia de otra realidad, no tienen una relación establecida con los objetos de ese mundo: no lo conocen.


c) Conclusión

Con todo, estas observaciones epistemológicas no constituyen el meollo de la alegoría de la caverna, sino el fin de la educación y el acceso del alma al mundo inteligible como liberación. Sobre el primer aspecto, es claro que la educación se hace operativa en términos de corrección: dirigir la facultad sensorial del sujeto hacia la dirección correcta, ponerla en camino de acceso al mundo superior, el de las ideas, claro está (Platón, s.f., p. 324). En lo que hace al segundo aspecto, la percepción no podría añadir conocimiento al sujeto, sino aportar una suerte de indicios al alma humana que le permitirían recordar las ideas con las que estuvo en contacto, es decir, conoció en su existencia precorpórea (Sánchez Meca, 2012, p. 48).

Es cuanto puedo comentar al respecto. Ojalá puedan hacerme llegar sus comentarios.

Gracias.


@LeopoldoBasurto


Referencias

Academia de Ciencias Luventicus (2003, septiembre 22). Diversas acepciones del concepto "verdad" [Weblog post]. Recuperado de http://www.luventicus.org/articulos/03A017/index.html

Delanty, G. y Strydom, P. (2003). Philosophies of Social Science: Classic and Contemporary Readings. Maidenhead, UK y Filadelfia, PA: Open University Press.

Della Porta, D. y Keating, M. (2008). Approaches and Methodologies in the Social Sciences. Cambridge, UK: Cambridge University Press.

García Moreno, F. (s. f.). La filosofía como racionalidad teórica: conocimiento, verdad y realidad. Recuperado de http://www.aafi.filosofia.net/didactica/apuntes/primero/tema3.pdf

Platón, La república. Recuperado de http://www.nueva-acropolis.com/filiales/libros/Platon-La_Republica.pdf

Sánchez Meca, D. (2012). Teoría del conocimiento (2a. ed.). Madrid: Dykinson.

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