19 de mayo de 2016

Talento humano en la organización educativa


1.    ¿Cuál es la importancia de la planeación del talento humano en la administración educativa?

2.    ¿Cuáles son las Características de la cultura organizacional educativa?

De acuerdo con Bradley (2016, p. 14), quien analiza el caso de la educación superior, la administración del talento humano cobra importancia al interior de las organizaciones educativas, tanto lucrativas como no lucrativas, en la medida en que la matrícula de estudios universitarios tiende a elevarse y las instituciones compiten por los recursos gubernamentales; esta competencia tiene como resultado la elevación de la exigibilidad de la rendición de cuentas, en consecuencia las organizaciones tienden a adoptar enfoques más gerenciales y modelos corporativos de gobernanza, alejados más y más de las estructuras colegiadas tradicionales.
            Según estas apreciaciones, las escuelas tienden a manejarse como empresas, ya sea que busque generar ganancias o no; por eso, las escuelas están interesadas en administrar el talento de sus recursos humanos, para mantener ventajas competitivas.
A decir de Cardona (2011, p. 32), la importancia del talento humano reside en que sus depositarios, a saber, profesores y alumnos, son la riqueza de las instituciones educativas.

Por otro lado, la cultura organizacional tiene qué ver con el proceso de socialización al interior de la organización (Sánchez, 2010, p. 25). Esta misma autora señala que el concepto no es unívoco y comprende sistemas de significaciones; símbolos, ceremonias y mitos; suposiciones básicas compartidas; reglas y relaciones; vínculo emocional que cohesiona; mecanismo de control; según el autor que se estudie (Sánchez, 2010, pp. 25-26).

Más allá de la polisemia del término “cultura organizacional”, se reconocen sus cuatro elementos centrales: a) el entorno forma la cultura organizacional; b) los elementos internos de la organización forman, desarrollan y consolidan la cultura organizacional; c) la forma histórica de aparición y consolidación de la cultura; y d) funciones de la cultura en la organización (Sánchez, 2010, p. 29).

Referencias

Bradley, A. P. (2016). Talent Management for Universities. Australian Universities’ Review, 58 (1), 13-19. Recuperado de http://files.eric.ed.gov/fulltext/EJ1091199.pdf
Cardona Andújar, J. (2011). Hacia un modelo para la gestión del talento humano en la enseñanza universitaria: Aspectos básicos. Pampedia, 7, 31-43. Recuperado de http://www.uv.mx/pampedia/numeros/numero-7/Hacia-un-modelo-para-la-gestion-del-talento-humano-en-la-ense%C3%B1anza-universitaria.pdf
Sánchez Gómez, M. I. (2010). Caracterización de la cultura organizacional de las instituciones de educación superior del estado de Guanajuato. Tesis doctoral. Recuperada de http://fca.uaq.mx/files/investigacion/doctorado/tesis/mirna_sanchez_gomez.pdf

Educación presencial vs Educación en línea

fundaciontelefonica.com.ec
1.    ¿La calidad en la educación presencial es superior a la que se brinda en la educación en línea?
2.    ¿En la educación en línea, se facilita obtener mejores calificaciones?
3.    ¿Es necesario eliminar el examen de admisión en ambas modalidades?
4.    ¿Se encuentra en vías de extinción la educación presencial frente a la educación en línea?

Buenas noches, Mtro. Martínez Zariñán y colegas participantes en el foro.
Respondo a las preguntas de esta semana.

1.    En primer lugar respondo con un “no necesariamente”. Esta primera respuesta se verá influida por la representación social que nos hagamos de la educación, en función de las prácticas y valores de nuestro grupo social, familia, según nuestro rango de edad, etcétera. Como ilustración de mi dicho, traigo a colación los comentarios que escucho entre mis colegas de manera cotidiana: suelen tener un prejuicio muy marcado hacia la educación no presencial, esto es, consideran que no solamente la educación en línea, sino toda aquella que no implica la interacción presencial entre estudiantes y profesores, tiene una calidad baja, es propia de los flojos, es para quienes no se esfuerzan, o bien para quienes quieren obtener un título o grado con solo pagar una colegiatura.

Con frecuencia escucho que los programas educativos no presenciales se oponen a los llamados “de calidad”, y que la mejor opción, la más prestigiosa, etcétera, es la educación presencial. Estos comentarios que, como señalaba, recojo al paso durante las horas laborales, contrastan con otras percepciones de docentes que hemos cursado o estamos cursando licenciatura o maestría en línea; para nosotros esta forma de aprender se ajusta a nuestro presupuesto, horario disponible y aspiraciones personales o profesionales y no representa desventaja alguna frente a la modalidad presencial, que generalmente todos hemos ya experimentado en algún momento de nuestra formación

Más allá de las percepciones de unos y otros, al revisar el material de apoyo de esta semana, me doy cuenta de que la calidad no está en función de los comparativos que podamos hacer entre una forma y otra de educar, entre una y otra escuela, entre una y otra plataforma, etcétera; sino que la calidad es un tema complejo que apela a la mejora continua de los objetivos, los recursos, el contexto y los procedimientos de cada organización educativa. A este respecto es muy ilustrativa la expresión “la calidad es un viaje, no un destino” (Martínez Zariñán”, s. f.); es decir, se trata de un medio, no de un fin en sí misma.
2.    El estudio en línea implica compromisos y disciplina muy similares a los que se esperan de un estudiante presencial; pero no hay una figura transmisora de conocimiento a quien escuchar en una sesión, tampoco hay una persona guiadora o correctora de las acciones en tiempo real, no hay horarios qué cumplir, ni lugares físicos qué ocupar, etcétera. En consecuencia se traslada el grueso de la responsabilidad hacia el estudiante; en otras palabras, se fortalece el aprendizaje frente a la enseñanza y esto compromete de manera más fuerte al alumno en su propio proceso de aprendizaje (Antero y Aguilar, s. f.; East New Mexico University, s. f.). Lo anterior no significa que la evaluación de sus aprendizajes y los productos y evidencias correspondientes, sea superficial; ni significa que los alumnos puedan acceder fácilmente a calificaciones altas.

Por el contrario, podríamos estar leyendo mal los resultados, pues las calificaciones mínimas aprobatorias de los programas en línea son altas, comparadas con la generalidad de la educación presencial; asimismo, los trabajos producidos por alumnos de programas en línea están normados por los syllabi y por las rúbricas, probablemente más que los realizados por estudiantes del sistema presencial; sin mencionar que se les aplica un software para identificar el grado de plagio en que incurren al referenciar mal o no hacerlo en el texto. Así pues, no me parece que sea “más fácil” alcanzar mejores calificaciones.
3.    Desde mi perspectiva, el examen de ingreso, característico de la modalidad presencial, no debe ser abolido. Considero que sí nos da unos datos iniciales para efectos de planeación educativa, por más que levante polémica y reciba innumerables críticas.

En la práctica, es muy costoso partir de cero al planear la educación de toda una generación de estudiantes; en mi experiencia como profesor universitario, como tutor en el mismo nivel y como secretario de academia, siempre tomamos decisiones en función de los logros de cada estudiante respecto de los requisitos mínimos en unos cuantos aspectos medibles; y esa información básica nos la brinda el resultado del examen de ingreso.
4.    La educación presencial goza de cabal salud. De ninguna manera prodríamos decir que está en peligro de extinción pues no solamente predomina sobre la educación en línea, sino que esta última se encuentra en un estado incipiente en nuestro país (Valencia y Aguilar, 2013). Esta realidad la observamos a diario, pues si reflexionamos un poco sobre nuestra propia experiencia, el número de años que hemos aprendido de manera presencial es mucho mayor frente a los que hemos estado matriculados en línea o en un modelo mixto; asimismo, notaremos que las posibilidades de estudiar en línea se reducen prácticamente al nivel superior, el posgrado y en alguna medida el nivel medio superior, mientras que la educación básica sigue siendo presencial.

Es un gusto dialogar con ustedes.
Leopoldo.

Referencias
Antero Aguilar, L., (s.f.). Los roles en la educación a distancia. Consultado el 17 de marzo de 2015 en www.sepbcs.gob.mx/sepanmas/Cursos_Linea/Curso_Medios/Roles.doc

East New Mexico University (s.f.). Student Best Practices for Online Success. Consultado el 17 de marzo de 2015 en http://www.ruidoso.enmu.edu/~enmu/files/Online_Student_Best_ Practices.pdf

Martínez Zariñán, Á. G. (s. f.). Tema 2: Sistemas de calidad y la mejora continua [Presentación de diapositivas]. Recuperado de https://uniteconline.blackboard.com/bbcswebdav/pid-1131234-dt-content-rid-16623851_1/courses/UNI_162_01_20_M2_MEEO_MLE03T_ML1302/Tema%202%20Sistemas%20de%20calidad%20y%20la%20mejora%20continua.pdf

Valencia, R. y Aguilar, A. (2013). Presentación del White paper E-learning en México del Cinvestav. Consultado el 17 de marzo de 2015 en http://www.slideshare.net/rvalencia/e-learning-en-mexico-presentacion-del-white-paper-2013-del-cinvestav

Administración educativa, ¿solución a la búsqueda de la excelencia?

administradoreducativodoor.blogspot.com
“¿Es la Administración y gestión en las instituciones educativas, la solución en la búsqueda de la excelencia educativa?”
Los puntos a tratar son: a. Orígenes de la administración y gestión; b. Funciones de la administración en las instituciones educativas; c. Políticas de la institución educativa; y d. Conclusiones

Buenas noches, Mtro. Álvaro Martínez Zariñán y colegas participantes en el foro.
Contribuyo a la discusión de esta semana en los siguientes términos:

a) Orígenes de la administración y gestión
Desde una perspectiva general, las voces administración y gestión, derivadas de los verbos administrar y gestionar, respectivamente, pueden ser consideradas como sinónimos (RAE, 2014). Es mi intuición que la palabra gestión es la forma contemporánea de referirse al proceso de “prever, organizar, mandar, coordinar y controlar”, descrito por Henry Fayol (citado por Reyes Ponce, 1996, p. 17) como administración.

A pesar de que la administración existía de facto desde épocas remotas, en relación con la sedentarización de las sociedades humanas, la discusión teórica acerca de la misma es de carácter moderno y vinculada a procesos de industrialización en el marco de la economía capitalista (FCA, 2003, p. 40). Así pues, los precursores del estudio científico de la administración hay que buscarlos en el siglo XIX; entre ellos hallaremos a empresarios y a investigadores por igual, en virtud de la tensión entre teóricos y empíricos existente en el ámbito administrativo, que ya esbozara Agustín Reyes Ponce hace algunas décadas (1996, pp. 24-25).

Entre los precursores aludidos en el párrafo precedente, podemos mencionar a Henry R. Towne, Charles Babbage y Robert Owen, quienes sentarían las bases de desarrollos posteriores de la mano de Frederick Taylor y Henry Fayol (FCA, 2003, pp. 43-44) y otros enfoques más cercanos en el tiempo como el estructuralista, el de relaciones humanas, el de sistemas, el cuantitativo y el neo humano relacionismo (FCA, 2003, p. 77).

b) Funciones de la administración en las instituciones educativas
Tony Bush (2006, p. 3) señala que al llevar la administración al terreno educativo, se crea la brecha teoría/práctica, caracterizada por la preferencia que, por un lado, muestran los académicos hacia la primera y el involucramiento de los administradores en la segunda. Al final, propone Bush, “la administración educativa es un campo de estudio y práctica relacionado con la operación de organizaciones educativas” (p. 1).

Dicha operación ha de estar encaminada a la calidad de la entrega del servicio y al uso estratégico de los recursos disponibles, ya sean humanos, intelectuales, tecnológicos o presupuestales; pero la administración educativa también funciona al nivel del suministro de insumos, la proyección de necesidades futuras, la generación de una visión colectiva de desarrollo organizacional, etcétera (UNID, s.a., p. 6).

c) Políticas de la institución educativa
Los autores coinciden en señalar que la elección de los objetivos de la institución es un tema fundamental para la administración educativa. Dichos objetivos, según Bush (2006, p. 1), son determinados por presiones externas a la institución educativa, y no siempre se mantienen orientados hacia las necesidades de los alumnos; no obstante lo anterior, en palabras de Fernández y Rosales (2014) el objetivo “real de toda escuela es llegar a ser una escuela efectiva […] una escuela comprometida con la educación” (p. 6).

d) Conclusiones
Considero que la administración no es la panacea ni mucho menos; es una técnica con ciertos alcances y limitaciones, dependiente de los objetivos institucionales y en tensión con las necesidades educativas reales, las necesidades involucradas en la retórica educativa y los recursos disponibles, siempre escasos y susceptibles de un manejo estratégico.

Es importante reconocer, por otro lado, que probablemente tendríamos menos problemas en el ámbito educativo si trabajáramos de acuerdo con los objetivos planteados a nivel institucional, si usáramos las instalaciones y si atendiéramos las directrices establecidas; a menudo los grandes problemas que creemos irresolubles se originan en un deficiente seguimiento de procedimientos. Como ejemplo de esto, quiero señalar los insatisfactorios números relativos a la deserción escolar; cada vez más alumnos dejan la escuela en semestres tempranos y medios sin que nada parezca revertir la tendencia. Pero existe un programa institucional de tutoría académica que se encuentra abandonado, hay un programa de mentoría y de asesoría disciplinaria al que nunca se le da seguimiento… tengo la impresión de que si usáramos las estrategias para lo que en su momento fueron diseñadas, tendríamos menos dificultades o por lo menos más cursos de acción a la mano.

Leopoldo Basurto Hernández.

Referencias
Bush, T. (2006). Theories of Educational Management. International Journal of Educational Leadership Preparation, 1 (2), 1-25. Recuperado de http://files.eric.ed.gov/fulltext/EJ1066693.pdf

FCA (2003). Apuntes para la asignatura Administración básica I. México: Autor. Recuperado de http://fcasua.contad.unam.mx/apuntes/interiores/docs/98/1/admon_bas1.pdf el 7 de abril de 2016.

Fernández, S. y Rosales, M. (2014). Administración educativa: la planificación estratégica y las prácticas gerenciales integrando la tecnología,  su impacto en la educación. Ponencia presentada en el Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación, celebrado en Buenos Aires, Argentina entre el 12 y el 14 de noviembre. Recuperado de http://www.oei.es/congreso2014/memoriactei/1582.pdf, el 4 de abril de 2016.

RAE (2014). Administrar. Diccionario de la lengua española (23ª ed.). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=0mCOzj6

RAE (2014). Gestionar. Diccionario de la lengua española (23ª ed.). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=JAQijnd

Reyes Ponce, A. (1996) Administración de empresas: Teoría y práctica, primera parte. México: Limusa.

UNID (s. a.). Módulo I: Administración escolar. Recuperado de http://brd.unid.edu.mx/recursos/Modulo_Uno_Admin_Escolar/Modulo_I_Sesion_1.pdf?603f00, el 7 de abril de 2016.

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