1.
¿La calidad en la educación presencial es
superior a la que se brinda en la educación en línea?
2.
¿En la educación en línea, se facilita obtener
mejores calificaciones?
3.
¿Es necesario eliminar el examen de admisión en
ambas modalidades?
4.
¿Se encuentra en vías de extinción la
educación presencial frente a la educación en línea?
Buenas noches, Mtro. Martínez Zariñán y colegas participantes en el foro.
Respondo a las preguntas de esta semana.
1. En
primer lugar respondo con un “no necesariamente”. Esta primera respuesta se
verá influida por la representación social que nos hagamos de la educación, en
función de las prácticas y valores de nuestro grupo social, familia, según
nuestro rango de edad, etcétera. Como ilustración de mi dicho, traigo a
colación los comentarios que escucho entre mis colegas de manera cotidiana:
suelen tener un prejuicio muy marcado hacia la educación no presencial, esto
es, consideran que no solamente la educación en línea, sino toda aquella que no
implica la interacción presencial entre estudiantes y profesores, tiene una
calidad baja, es propia de los flojos, es para quienes no se esfuerzan, o bien
para quienes quieren obtener un título o grado con solo pagar una colegiatura.
Con frecuencia escucho que los programas
educativos no presenciales se oponen a los llamados “de calidad”, y que la
mejor opción, la más prestigiosa, etcétera, es la educación presencial. Estos
comentarios que, como señalaba, recojo al paso durante las horas laborales,
contrastan con otras percepciones de docentes que hemos cursado o estamos
cursando licenciatura o maestría en línea; para nosotros esta forma de aprender
se ajusta a nuestro presupuesto, horario disponible y aspiraciones personales o
profesionales y no representa desventaja alguna frente a la modalidad
presencial, que generalmente todos hemos ya experimentado en algún momento de
nuestra formación
Más allá de las percepciones de unos y otros,
al revisar el material de apoyo de esta semana, me doy cuenta de que la calidad
no está en función de los comparativos que podamos hacer entre una forma y otra
de educar, entre una y otra escuela, entre una y otra plataforma, etcétera;
sino que la calidad es un tema complejo que apela a la mejora continua de los
objetivos, los recursos, el contexto y los procedimientos de cada organización
educativa. A este respecto es muy ilustrativa la expresión “la calidad es un
viaje, no un destino” (Martínez Zariñán”, s. f.); es decir, se trata de un
medio, no de un fin en sí misma.
2. El
estudio en línea implica compromisos y disciplina muy similares a los que se
esperan de un estudiante presencial; pero no hay una figura transmisora de
conocimiento a quien escuchar en una sesión, tampoco hay una persona guiadora o
correctora de las acciones en tiempo real, no hay horarios qué cumplir, ni
lugares físicos qué ocupar, etcétera. En consecuencia se traslada el grueso de
la responsabilidad hacia el estudiante; en otras palabras, se fortalece el
aprendizaje frente a la enseñanza y esto compromete de manera más fuerte al
alumno en su propio proceso de aprendizaje (Antero y Aguilar, s. f.; East New
Mexico University, s. f.). Lo anterior no significa que la evaluación de sus
aprendizajes y los productos y evidencias correspondientes, sea superficial; ni
significa que los alumnos puedan acceder fácilmente a calificaciones altas.
Por el contrario, podríamos estar leyendo mal
los resultados, pues las calificaciones mínimas aprobatorias de los programas
en línea son altas, comparadas con la generalidad de la educación presencial;
asimismo, los trabajos producidos por alumnos de programas en línea están
normados por los syllabi y por las rúbricas, probablemente más que los
realizados por estudiantes del sistema presencial; sin mencionar que se les
aplica un software para identificar el grado de plagio en que incurren al
referenciar mal o no hacerlo en el texto. Así pues, no me parece que sea “más
fácil” alcanzar mejores calificaciones.
3. Desde
mi perspectiva, el examen de ingreso, característico de la modalidad
presencial, no debe ser abolido. Considero que sí nos da unos datos iniciales
para efectos de planeación educativa, por más que levante polémica y reciba
innumerables críticas.
En la práctica, es muy costoso partir de cero
al planear la educación de toda una generación de estudiantes; en mi
experiencia como profesor universitario, como tutor en el mismo nivel y como
secretario de academia, siempre tomamos decisiones en función de los logros de
cada estudiante respecto de los requisitos mínimos en unos cuantos aspectos
medibles; y esa información básica nos la brinda el resultado del examen de
ingreso.
4. La
educación presencial goza de cabal salud. De ninguna manera prodríamos decir
que está en peligro de extinción pues no solamente predomina sobre la educación
en línea, sino que esta última se encuentra en un estado incipiente en nuestro
país (Valencia y Aguilar, 2013). Esta realidad la observamos a diario, pues si
reflexionamos un poco sobre nuestra propia experiencia, el número de años que
hemos aprendido de manera presencial es mucho mayor frente a los que hemos
estado matriculados en línea o en un modelo mixto; asimismo, notaremos que las
posibilidades de estudiar en línea se reducen prácticamente al nivel superior,
el posgrado y en alguna medida el nivel medio superior, mientras que la
educación básica sigue siendo presencial.
Es un gusto dialogar con ustedes.
Leopoldo.
Referencias
Antero Aguilar, L., (s.f.). Los roles en la
educación a distancia. Consultado el 17 de marzo de 2015 en
www.sepbcs.gob.mx/sepanmas/Cursos_Linea/Curso_Medios/Roles.doc
East
New Mexico University (s.f.). Student Best Practices for Online Success. Consultado
el 17 de marzo de 2015 en http://www.ruidoso.enmu.edu/~enmu/files/Online_Student_Best_
Practices.pdf
Martínez Zariñán, Á. G. (s. f.). Tema 2:
Sistemas de calidad y la mejora continua [Presentación de diapositivas].
Recuperado de https://uniteconline.blackboard.com/bbcswebdav/pid-1131234-dt-content-rid-16623851_1/courses/UNI_162_01_20_M2_MEEO_MLE03T_ML1302/Tema%202%20Sistemas%20de%20calidad%20y%20la%20mejora%20continua.pdf
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