Ya en 1988, Asimov planteaba lo importante que sería el
internet en la educación. En nuestra época y en nuestro país aprender en línea
¿realmente motiva a los estudiantes? Él habla de vocación… ¿es necesaria para
aprender en línea? ¿Por qué? Estás de acuerdo o en desacuerdo con lo que él
plantea en el video?
Para responder a la primera pregunta, en mi experiencia
como estudiante y como docente, la motivación de los estudiantes no suele verse
alterada de manera significativa, en función de si el aprendizaje se realiza en
línea o no; en el fondo, hay prácticas sociales que determinan la postura de la
gente frente al aprendizaje, y si este se da en línea o no, pasa a segundo
término en tanto tal aprendizaje se vea como “trabajo extra”, como actividad
“remedial” de un curso presencial, como oportunidad de crecimiento personal,
como crédito extra, etcétera. El contenido en línea no motiva el aprendizaje
por sí mismo; pero sí que resulta útil para atraer la atención de los
estudiantes. Al centro del asunto se encuentra lo que en los
subtítulos de dicho video se traduce como “vocación”, pero se refiere sobre
todo a los intereses de aprendizaje de los sujetos. Tales intereses podrían ser
la plataforma de lanzamiento para el desarrollo de un aprendizaje
significativo, como el reconocido escritor ilustra con el ejemplo del béisbol y
las matemáticas. En consecuencia, opino que sí se requiere de esa vocación
intelectual, de ese interés para aprender en línea específicamente, pues
sabemos que estamos frente a procesos educativos cuando hay voluntad e
intencionalidad. Asimov, sin duda fue un visionario y en la entrevista que
miré en You Tube (Veronica Vera, 2011), esboza un amplio horizonte de posibilidades en materia de
educación mediada por Internet; la mayor parte de ese escenario ya está
presente, especialmente en las vidas de los llamados nativos digitales. Es mi
impresión que en tanto visión del futuro, presenta problemas de idealización de
ese futuro y del sujeto cognoscente involucrado.
En primer lugar, la visión de Asimov se encuentra completamente descontextualizada del entorno económico y político; en esa medida es utópica porque no ofrece una discusión acerca de las implicaciones que conlleva tener una computadora personal en casa, con acceso a internet… como si una computadora con esas características fuera a ser usada primordialmente con fines educativos, como si no hubiera mil otros usos –incluido el ocio—para ese aparato conectado.
Por otra parte, Asimov sueña con humanos ávidos de saber más sobre su mundo, dispuestos a aprender y a hacerlo durante toda la vida; pero en la práctica ese sujeto cognoscente ideal –que es también el sujeto ideal de las políticas educativas gobales– puede (y de hecho lo hace) decidir no aprender, sino acumular información para cumplir sencillamente con los requisitos evaluativos de un programa de estudios y nada más. Ahora bien, demos por hecho que los sujetos quieren aprender y de hecho aprenden a su ritmo, en su espacio propio, acerca de lo que se les antoja; aún en ese escenario, la evaluación de competencias se encuentra tan centralizada y estandarizada (pensemos en PISA), que siempre será exigible un mínimo de conocimientos, habilidades y actitudes que podrían no haber estado en la gama de posibilidades de entre la que el sujeto hace sus elecciones.
Así pues, estoy de acuerdo con Asimov en tanto sus opiniones fueron una visión de futuro, un máximo posible; pero difiero en la medida en que escribo desde el futuro del presente de Asimov, en un tiempo en que el sueño futuro se ha vuelto desafío presente, con toda su complejidad económica y política. El escritor imaginó un futuro en el que la escuela no fuera abolida pero sí complementada con aprendizajes autodirigidos y automotivados, no impuestos u organizados desde fuera del sujeto; esta postura moderada conserva lo mejor de la escuela (donde uno enseña a muchos) y aspira a lo mejor del uso de la tecnología para salvar la brecha de la educación masificada: por fin podría lograrse la relación uno-a-uno entre sujeto cognoscente y fuentes de información… es un futuro que sigue abierto.
Referencias
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